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Comunicado de prensa | 09 Sep, 2007

Las zonas áridas contribuyen a la economía más de lo que se ha reconocido hasta hoy

Una serie de estudios de caso de la UICN – Unión Mundial Para la Naturaleza revela que la contribución económica de las zonas áridas tiene que ser reevaluada

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Photo: IUCN Photo Library © Brigitte Schuster

Las zonas áridas no son tierras estériles como algunos piensan. Ése es el mensaje de la Unión Mundial Para la Naturaleza (UICN), que hace un llamado a revalorizar las contribuciones de las zonas áridas a la economía nacional y mundial.

Los estudios de caso recientes muestran que las economías pastoriles tienen que ser mejor integradas en la planificación de desarrollo nacional. En la vasta región seca de Agadez en Níger, por ejemplo, el pastoreo representa la fuente principal de ingresos para las familias (46%). Casi la mitad de de este valor, a su vez, puede ser atribuido a forraje silvestres obtenidos a través del pastoreo extensivo. El valor de otros productos no maderables colectados en los bosques de las zonas áridas es calculado en más del 7% del PIB nacional, casi el doble del valor reportado en las cuentas nacionales oficiales.  

Según Joshua Bishop, Asesor sénior de la UICN en asuntos económicos, "muchos valores de uso directo, como la provisión de leña, forraje y medicinas tradicionales, no son calculados o son seriamente subestimados en las estadísticas económicas oficiales, lo que resulta en desatención por parte de los responsables de política y baja inversión en manejo sostenible de las zonas áridas”.

En otro ejemplo, el distrito de Kgalagadi, en el suroeste de Botswana, constituye aproximadamente el 10.5 % del área total del país. El distrito tiene una precipitación anual media de 150mm en el sur a 250mm en el norte, pero la lluvia es muy irregular y la región está sujeta sequías periódicas.

Según los resultados del estudio, los ecosistemas áridos en el distrito de Kgalagadi aportaron el equivalente de USD 191,260 al ingreso nacional bruto de Botswana en 2006. Esta es una contribución importante considerando la baja densidad poblacional y los niveles de pobreza del distrito. Casi el 50% de los beneficios procede de plantas silvestres, como la planta medicinal “uña del diablo” (Harpagophytum spp). En relación con los beneficios privados netos anuales, la contribución más grande a los ingresos familiares procede de la producción pastoril (USD 1,124 por familia), seguida de la utilización de plantas silvestres (USD 270 por familia). Sin embargo, el estudio encontró que la producción pastoril contribuyó poco al valor total de bienes económicos del área, ya que genera una baja renta económica.

Masego Madzwamuse, Oficial de desarrollo regional de la oficina de Sudáfrica de la UICN, dijo que “El estudio de Botswana presenta algunos desafíos fundamentales para la planificación económica nacional. Las poblaciones locales, por ejemplo, no obtienen ningún beneficio formal de sus conocimientos sobre plantas medicinales a través de patentes o regalías. Al mismo tiempo, los mercados de productos de sabana se mantienen como mercados informales, insuficientemente desarrollados e invisibles en términos del uso formal de la tierra y de los planes de inversión nacionales y distritales.

“Nuestro estudio también reveló deficiencias en atender los asuntos de género. Las instituciones locales apoyan en general las estrategias de medios de vida que son dominadas por el sexo masculino, como la crianza de ganado vacuno, con lo cual contribuyen a agravar la pobreza de las familias manejadas por mujeres.”

En Kenia, el número total nacional de cabezas de ganado ha sido calculado en 33.4 millones, de las cuales el 46% (15.2 millones) corresponde a los pastores. Las unidades pastoriles tienen un valor de capital de aproximadamente USD 860 millones, con una producción anual de carne y cueros de aproximadamente USD 69.3 millones, tanto para la subsistencia como para la venta. Dado que los pastores de Kenia en general manejan su ganado para producción de leche más que de carne, el valor total de la producción de leche de las zonas áridas (aproximadamente USD 134.6 millones por año) es casi el doble del valor de la producción de carne.

Para Edmund Barrow, Coordinador de políticas sociales y de conservación de bosques y zonas áridas en la oficina de África del Este de la UICN, “el estudio de Kenia muestra la necesidad de integrar mejor las economías pastoriles en la planificación del desarrollo nacional. Por ejemplo, hay la necesidad de reforzar los mercados locales de ganado y añadir valor a los productos lácteos. La leña y el carbón aportan 99.3% de la energía en el distrito de Turkana en Kenia, lo que representa casi 80,000 toneladas de leña con un valor de aproximadamente USD 2.9 millones por año. Estas cifras son similares para las otras áreas áridas. Tomará algún tiempo (incluso décadas) reemplazar la leña como combustible. Por tanto, tenemos que realizar suficientes intervenciones de política y de desarrollo local que suministren incentivos para la restauración y el manejo sostenible de las zonas áridas”

“Dado que la mayoría de la gente que vive en las zonas áridas están entre la más pobre del mundo, hay una gran necesidad de explicar el valor de que los ecosistemas de esas zonas aportan a las economías nacionales e internacionales y planear las intervenciones de desarrollo de manera consecuente", dijo Joshua Bishop, Asesor económico de la UICN.

Para Marc Garreau, Coordinador del Programa Regional de la Oficina de África Occidental de la UICN, “Algunos de los documentos de estrategia nacional para la reducción de la pobreza (PRSP, por sus siglas en inglés), como el de Níger, reconocen ya explícitamente el vínculo entre la pobreza y el ambiente. El desafío ahora es actuar de forma consecuente - hasta hoy solamente el 2% de los fondos para el PRSP se dedica al sector ambiental.”

“Esto es especialmente importante dado que no podemos esperar una “revolución verde” en las zonas áridas. Los ecosistemas de zonas áridas tienen restricciones determinadas por la precipitación irregular y variable, pero si nos apoyamos en los conocimientos tradicionales y las estrategias de reducción del riesgo de los pobladores locales y los recompensamos por su contribución a mantener, a escala nacional y global, importantes servicios de los ecosistemas como la conservación de los suelos, la regulación del clima o el secuestro de carbono, podemos mejorar sus medios de vida y luchar contra la pobreza al tiempo que mejoramos sus estrategias de manejo de riesgos”, concluyó Edmund Barrow.

 

Notas para los editores

Enlaces a los documentos completos de los estudios de caso:

  • “The Real Jewels of the Kalahari: Drylands Ecosystem Goods and Services in Kgalagadi South District, Botswana” by Masego Madzwamuse, Brigitte Schuster and Bertha Nherera. The World Conservation Union (IUCN); South Africa 2007.
    English [PDF - 534 KB] 

     
  • “Kenya’s Drylands – Wastelands or an Undervalued National Economic Resource” by Edmund Barrow and Hezron Mogaka. The World Conservation Union (IUCN); Kenya 2007.
    English [PDF - 861 KB]

     
  • “A preliminary assessment of the economic value of the goods and services provided by dryland ecosystems of the Aïr and Ténéré (Niger)” by Abdoulaye Zonon. The World Conservation Union (IUCN); Burkina Faso 2007.
    English [PDF - 481 KB]

Para más información o entrevistas, por favor contactar a las siguientes personas:

En la COP8 de la UNCCD, Madrid, España:
Edmund Barrow
, Coordinador de políticas sociales y de conservación de bosques y zonas áridas en la oficina de África del Este de la UICN; teléfono móvil + 353-870-540797;
correo electrónico: Edmund.Barrow@iucn.org; Web: Ecosystems

En Suiza:
Sarah Halls,
Oficial de Comunicaciones de la UICN; teléfono: +41 22 999 0127; fax: +41 22 999 0020; correo electrónico: sarah.halls@iucn.org; Web: www.iucn.org

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