Story | 20 Jan, 2017

Costos y beneficios de las áreas protegidas para las poblaciones locales

La Amazonía, en términos generales, es un espacio de gran diversidad y resiliencia, aunque procesos históricos de aprovechamiento intensivo de sus recursos han puesto en riesgo tanto a poblaciones de su flora y fauna como a los aspectos culturales de sus poblaciones. La disminución de la cacería y de espacios boscosos es una realidad para las poblaciones locales de las áreas protegidas, lo que hace que emerja una preocupación desde espacios locales, por generar acciones encaminadas hacia la conservación. 

Artículo de: Jessica Solórzano 

La preocupación por la conservación de estos ecosistemas está vinculada a la protección de espacios de vida importantes para la reproducción social, económica y cultural de las poblaciones locales; tema que se vincula directamente a la gestión institucional, desarrollada por los ministerios de ambiente de los países, para conservar espacios amazónicos y su diversidad biológica y cultural.

De esta manera, con la creación y mantenimiento de áreas protegidas, se generan acciones específicas en el territorio para lograr procesos de conservación que atiendan a criterios biológicos, sociales y culturales, lo que también produce variaciones en las formas de aprovechamiento de recursos, y por lo tanto, en aspectos sociales y culturales.

Una de las variaciones se refiere a la restricción del aprovechamiento descontrolado de los productos del bosque que, aunque generaba ingresos monetarios en el corto plazo, éstos no se convertían en ahorro para el hogar sino que se encadenaba con procesos de endeudamiento de la población; además, generaban una fuerte disminución de biodiversidad en los bosques amazónicos. A partir de la implementación de medidas de protección del territorio, los habitantes de las áreas protegidas reconocen un crecimiento de las poblaciones de fauna, lo que permite abastecer a sus hogares de alimento.

Si bien este cambio es beneficioso, también ha ocasionado que la población requiera una nueva fuente de ingresos económicos. De este modo, se identifican dos espacios principales que apoyan el abastecimiento económico de los hogares en las áreas protegidas: las chacras, como unidades productivas familiares; y el bosque, a través de acciones de aprovechamiento sustentable de los recursos naturales amazónicos.

Antes de la creación de las áreas protegidas, los espacios productivos de la población local (las chacras) estaban enfocados, específicamente, en preservar la diversidad de productos alimenticios, medicinales y artesanales, vinculados a la reproducción de prácticas culturales propias. Después de la creación de las áreas protegidas y por las restricciones de comercialización desordenada de recursos del bosque, las chacras toman la forma de unidades productivas, en las que se comienza a producir también para la comercialización y así generar ingresos económicos para los hogares, a través de la venta de excedentes agrícolas. 

Sobre el aprovechamiento sustentable del bosque, las jefaturas de las áreas protegidas, con el apoyo de organizaciones internacionales han trabajado en la implementación de proyectos de comercialización de cacao y castaña orgánicos, recolección de semillas de caoba, procesamiento de asaí, venta de tortugas, transformación del caucho en artesanías, entre otros.

Estos proyectos, hoy en día, generan ingresos para las poblaciones locales de las AP a mediano y largo plazo, con criterios de sustentabilidad.

Por ejemplo:


Tabla 1:  Ingresos económicos por actividades de producción sustentable.

ACTIVIDAD DE PRODUCCIÓN SUSTENTABLE EN LAS AP INGRESO ECONÓMICO
Venta de cacao orgánico en la comunidad Zancudococha (RPF Cuyabeno) 896USD / año para la comunidad
Venta de pasta de cacao Asociación ¨El Porvenir¨ (RPF Cuyabeno) 3.350USD / año para cada familia participante
Venta de tortugas (PN Alto Purús y RC Purús) Entre 8.947,41USD / año y 12.219,36USD / año para cada asociación que participa en el proyecto
Venta de semillas de Caoba (RC Purús) 1.798,02USD / año para la asociación.
Venta de castaña certificada (RVSA Manuripi) 10.074,7USD / año para cada familia.
Venta de artesanías de goma (RESEX Cazumbá Iracema) 343,84USD / lote de 15kls de goma

Fuente: Elaboración propia con datos de entrevistas en campo (2016)


Todos estos productos cuentan con certificaciones orgánicas y de origen, como el Sello de Origen de la castaña en Manuripi, las tortugas charapas en la RC Purús, Cacao Arriba, artesanías de caucho en la RESEX Cazumbá Iracema y la actividad de turismo responsable en Cuyabeno. Estos certificados le dan un valor agregado a los productos y servicios, garantizan un manejo sostenible que toma en cuenta aspectos ecológicos, sociales y culturales, les abren las puertas a mercados internacionales, permiten mejores condiciones para la negociación y benefician a las áreas protegidas.

Estos proyectos productivos han logrado potenciar y recuperar las prácticas tradicionales y generar una fuente de ingresos para las familias que habitan las áreas protegidas.  En la mayoría de casos, estas iniciativas se han dado con intervención y asesoría de actores externos – Estado (área protegida), ONG, cooperación internacional y empresa privada. Uno de los logros importantes es la diversificación de las fuentes de ingresos de la población, que dependiendo del momento de producción, pueden existir ingresos en diversos momentos del año, permitiendo de esta manera, la mejor distribución temporal de los recursos. Además, esto permite cierto nivel de resiliencia de la economía familiar, ya que al no depender de un solo ingreso, si es que alguna de las actividades económicas falla, se puede esperar los beneficios de la siguiente actividad.

Todos estos procesos reflejan un enriquecimiento de las condiciones de vida de la población local, a partir de la gestión de las áreas protegidas. La posibilidad de generar actividades que integren la conservación con la producción sustentable es un gran paso para el mantenimiento del bioma amazónico.

Por este motivo, continuar con el aprovechamiento sustentable y el fortalecimiento del intercambio de experiencias de gestión, que integren la perspectiva de las poblaciones locales y de los gestores institucionales, constituyen acciones fundamentales para generar procesos y espacios de conocimiento que partan desde las experiencias locales y, de las cuales, se puedan extraer nuevas ideas para el beneficio económico y cultural de las poblaciones de las áreas protegidas.